Porque jubilarse no es desaparecer… es transformar tu libertad
Una llamada inesperada
Hace unos días recibí una llamada de Antena 3. Me invitaban a participar en el programa Y ahora Sonsoles para hablar sobre jubilación activa y edadismo.
Fue todo muy rápido, tanto que no pude estar en el plató, pero sí entré por videollamada. Y aunque fue breve, la repercusión ha sido enorme.

Decenas de comentarios, mensajes privados, palabras de apoyo… y sobre todo, muchas historias parecidas a la mía. Porque somos muchas las que seguimos caminando, trabajando y aportando después de los 60.
Me he acogido a la jubilación activa
Sí, lo digo claro: me he jubilado… pero no me he retirado.
He elegido acogerme a la jubilación activa, un modelo que permite seguir trabajando legalmente después de cumplir la edad de jubilación. Porque puedo, quiero y me siento con fuerza y motivación para hacerlo.
No es un capricho. Es una elección.
Y también una forma de lanzar un mensaje:
Cumplir años no significa desaparecer del mundo profesional. Significa tener más herramientas, más perspectiva y más que ofrecer.
El edadismo sigue ahí (pero cada vez se habla más)
Durante mi intervención en televisión también hablé de algo que atraviesa mi vida, mis redes y mi causa: el edadismo.
Un sesgo silencioso que todavía está muy presente, y que golpea con especial dureza a las mujeres a partir de los 50.
Porque en muchos entornos profesionales aún se asocia juventud con valor, y edad con retiro, decadencia o inutilidad.
Y eso no solo es injusto.
Es falso.
Por eso sigo hablando. Sigo trabajando. Y sigo apareciendo. Porque la visibilidad es también una forma de activismo.
Seguir activa es una decisión (y un acto de libertad)
Cuando una mujer de más de 60 años decide seguir en activo, no lo hace por miedo a aburrirse.
Lo hace porque tiene proyectos, ilusiones, energía.
Lo hace porque quiere.
Y esa libertad es un privilegio que muchas no tuvimos antes.
Por eso la defiendo, y por eso la ejerzo.
Jubilarse no es desaparecer.
Es elegir cómo quieres vivir tu tiempo.
Gracias por tanto
Quiero agradecer desde aquí a todas las personas que me han escrito estos días.
Gracias por compartir vuestras historias.
Gracias por seguir en pie.
Gracias por demostrar que el valor no tiene edad.
Seguimos caminando.
Juntas, visibles, activas y con estilo propio.